La Cueva International

martes, 27 de agosto de 2013

Más de mil quinientas visitas... Gracias

Bueno, en el título lo digo todo...

Me siento un poco "Yastinbíber de la vida", y es que, al igual que Justin, tengo a mis fans, pero también a mis haters... Pero vamos, como cantaba Alaska "ya sé que me critican, me consta que me odian (...) Y... ¿A quién le importa?"

Pues eso, que gracias también a mis haters, porque vosotros también me dais visitas y hacéis que este blog crezca poquito a poquito, mal que os pese...

A todos, gracias.
Mil quinientas dieciséis (antes de escribir la entrada tenía esas)

jueves, 15 de agosto de 2013

¡Quién fuera Robin Hood...!

Entrada también llamada "Historia de dos parejas de hermanas ancianas".

La primera pareja de la que escribiré eran dos hermanas de Galicia que vivían solas en un piso.
Eran muy mayores, y los vecinos solían ir a visitarlas, y cada vez que iban, desaparecía algo de la casa. Que si un cenicero, que si una figurita... Incluso el revólver que conservaban de recuerdo de su padre, militar.
Murió una de ellas, y a su hermana la llevaron a una residencia. El hombre que la ingresó, ni era de la familia, ni apenas conocía a la mujer, pero, ¿qué más da? Si la cuida, gana puntos para ser incluido en la herencia...
Ella también murió hace dos o tres años, no recuerdo bien. Y nadie de la familia sabe nada ni de cómo quedó el tema de la herencia, ni del tío jeta este. Sólo sabemos que el coche de las hermanas es ahora propiedad del hijo del "cuidador".

La segunda pareja, están vivas las dos. Una inválida en silla de ruedas, pero mantiene el sentido del humor, y tiene la cabeza perfectamente en su sitio y la otra, está como una rosa, y también muy lúcida, por cierto.
Pues estas dos hermanas tienen un vecino que abusa demasiado de su confianza y que está empeñado en que no están bien "del coco", así que las llevó a un hospital/residencia.
Mientras las hermanas están allí, su casa se va vaciando poco a poco. Ya no tienen casi joyas ni objetos de valor. ¿Que por qué lo sé? Porque la mayor va de vez en cuando a su casa a por ropa o a por cosas que necesitan y ve cómo están los cajones vacíos y algunos armarios con la cerradura forzada, que el hecho de que sea mayor no implica que sea ni ciega, ni tonta, ni que tenga boca para contarlo a quienes le inspiran más confianza.

Y es que, como digo en el título, a veces me gustaría poder vestirme de verde, ponerme un sombrero con una pluma, colgarme un carcaj al hombro y hacer una visita a esta gente tan indeseable que se aprovecha así de ancianas que les brindan su confianza.

Y ya sé que no está bien generalizar, y menos según están las cosas, pero el último energúmeno, es un banquero...

viernes, 2 de agosto de 2013

Servipollo, ¿dígame?

Telefónica, o, mejor dicho, Movistar, la compañía de teléfonos más importante de España ha dejado a mi casa incomunicada del todo sin teléfono y sin Internet durante casi una hora...

Llaman al teléfono, lo coge mi padre: "no, lo siento, se ha equivocado".
Apenas unos minutos después vuelve a llamar el mismo número, esta vez lo coge mi madre: "no, no, aquí no vive ningún Rodolfo".

Otra vez, vuelve a llamar el mismo número, volviendo a preguntar por Rodolfo.
-Pero señora, esto es una casa particular, ¿dónde quiere llamar usted?
-(...)
-¿Servipollo? No, no, esto no es Servipollo, por favor, deme el número al que quiere llamar usted
-(...)
-Qué extraño, ni siquiera se parece al nuestro... Llamaremos a Telefónica a ver qué pasa.
-(...)
-Nada, nada. Buenos días.

Entra mi madre a la cocina con cara de póker y le dice a mi padre que llame a Telefónica. El maldito 1004 de los demonios...
Después de toda la rutina de hablar con la maquinita y casi deletrear el motivo de la llamada, la conversación es esta:
-(...)
-Hola, buenos días. Tenemos un problema con la línea de mi casa.
-(...)
-[Mi padre da nuestros datos].
-(...)
-Sí, sí, ¿un cruce de líneas? ¿Y cuánto tardarán en arreglarlo?
-(...)
-Vale, gracias. Adiós.

Que se nos ha cruzado la línea con la tienda de los pollos... Así que llama a nuestro fijo y... Servipollo al aparato. Resulta que Rodolfo quiere cambiarse de compañía telefónica y él tampoco entiende por qué pasa eso. Es todo muy raro...

Total, que hasta que no se ha resuelto este lío, quien quisiera llamar a nuestra casa, tenía que llamar a Servipollo...

Ya está arreglado, pero yo, por si acaso, publico esto desde la pisci.