La Cueva International

martes, 16 de septiembre de 2014

Limpiando telarañas

Llevo tanto tiempo sin venir por aquí que al ir a entrar he tenido que quitar telarañas gigantes a machetazos...
He borrado algunas entradas antiguas. No esperéis que escriba más, dudo que lo haga.

lunes, 7 de julio de 2014

Un solo segundo

De pronto ves a esa persona, y sientes que la conoces de antes, pero en realidad no os conocéis.
Nunca os habéis visto, hablado, escuchado, pero sabes que es esa persona.
Y te entra la duda de "¿pensará y sentirá lo mismo que yo?"
Y le miras y remiras, y piensas "no, seguro que no. Sólo soy yo y mis ideas estúpidas. ¿Pero, y si sí?"
Y en un solo segundo, uno solo, se esfuma y no volvéis a veros.

miércoles, 2 de julio de 2014

Yo crecí con Espinete... Y no soy de los 80'

Si crecí con Espinete fue gracias a ese gran invento llamado VHS, y a tener dos hermanas mayores que yo que lo veían. Y ahora, viendo el panorama televisivo infantil, no me importaría que lo repusieran. Además sería un bonito homenaje a los que ya no están (Julián, el quiosquero; Chema, el panadero y Antonio, el horchatero).
Reconozco que a mí Espinete me encantaba. Me sé todas las canciones e incluso capítulos enteros de memoria, pero lo mejor era esa cabecera con esa letra tan profunda que decía
"Naaa na na nananáaa, naaa na naaa..." y yo recuerdo que un día le dije a mi padre que me llevase a la Calle San Juan porque estaba allí Espinete mirando al Acue y yo quería ir a saludarle (¡bendita inocencia!)
Con Espi y sus amigos aprendí a nadar, a cruzar la calle, a borrar grafittis... Y además, como incluía scketches de Barrio Sésamo aprendí a contar, a leer, a distinguir entre cerca y lejos...
Tengo veinte años y crecí con Espinete y Barrio Sésamo, y estoy tan contenta de que fuese así.
*Dedicada a mis treintañeras*

sábado, 24 de mayo de 2014

Mudanza infernal

Algunos ya lo sabíais, otros os enteráis ahora. Nos hemos mudado.
El miércoles 21 ya dormimos aquí, aunque las camas eran los únicos muebles que teníamos. El jueves terminaron de montar lo que quedaba, y ahora ya sí que es una casa en condiciones con todos sus muebles.
La mudanza ha coincidido con las obras en mi portal para poner un ascensor, así que mientras los obreros cavaban el hueco, levantaban el muro donde irá la caja, picaban la pared y recolocaban los cables, nosotros fuimos llevando poco a poco las cosas que no queríamos que llevasen en el camión. Y qué bien hicimos...
Murciélagos segovianos que queráis mudaros: nunca jamás en vuestra vida contratéis a Mudanzas Vinchés. Si la palabra ineptitud fuese acompañada de una foto en el diccionario, sería la suya: incumplen los horarios, se van casi continuamente a fumar y a tomar café, no llevan ningún tipo de orden a la hora de cargar y descargar los muebles... Y encima rompen las cosas y se quedan en plan "estaba así cuando llegué..." La que ha salido peor parada ha sido una vitrina que regaló mi bisabuela a mi madre por su boda. Un mueble precioso de madera con estanterías de cristal que ya no tiene estantería porque se hizo añicos, y a la que arrancaron el tirador de una las puertas que no tiene ningún tipo de arreglo; la mesa del comedor está toda rayada, así como el pobre piano, que menos mal que yo estaba en clase cuando lo bajaron y no vi el sufrimiento de mis padres al ver cómo lo bajaban por una escalera que, os recuerdo, estaba en obras con cascotes y los cables de las máquinas por medio, pero me lo puedo imaginar... También han roto el enganche de una de las estanterías de mi hermana y el reborde de una de las mías, una pieza de la nevera, y me han saltado un trozo de esquina del baúl en el que guardaré algunas de mis cosas.
Ya había oído yo cosas sobre su forma de "trabajar" y pensé que eran exageraciones... Hasta que lo he vivido yo.

En fin, que ni se os ocurra contratarles si valoráis aunque sea un poquito vuestros muebles, instrumentos musicales y demás cosas que deban ir en camión de mudanzas. Sale más rentable alquilar una furgoneta e ir llevándolo poco a poco. Palabrita de rubia.

Pero no todo va a ser malo... Desde mi ventana tengo unas vistas alucinantes de la Mujer Muerta y las montañas de alrededor, e incluso  veo el Palacio de La Granja. El jardín es enorme, aunque aún está un poco asilvestrado, ahora mismo voy a subir a mi Instagram alguna foto de las plantitas campestres que en unas semanas desaparecerán para dar paso al césped, los frutales y un pequeño huertecito.

Espero que este cambio de aires me venga bien para poder cambiar de vida. De momento, tengo carril bici al lado de casa, así que este verano estaré todo el día subida en ella cuando no esté en la piscina.

viernes, 14 de marzo de 2014

El susto de mi vida

Acabo de pegarme un susto que casi me ha provocado un infarto.
Antes de nada, debo explicar que uno de mis compañeros de clase es pianista, da clases particulares a niños, le he visto preparar una clase para esta tarde y me ha entrado morriña hacia las teclas.
Yo de pequeña tocaba el piano en el Conservatorio, pero lo acabé dejando porque estaba hasta el gorro ya, sobre todo por una profesora que he podido comprobar que sigue ahí, "dando clase" (probablemente no tenga alumnos y haya agotado ya todas las existencias del refresco light de una marca que me niego a decir, y todo el tabaco del mundo preguntándose por qué nadie quiere dar clase con ella)
También he tenido profesores realmente buenos, no todo es malo en esta vida.
Hoy, en un momento de sopor en el autobús en el que aún me encuentro, me ha dado por buscar qué ha sido de esos buenos profes que tuve y me he llevado, como digo en el título, el susto de mi vida.
Al buscar en la web del Conservatorio me ha extrañado no ver a uno de los mejores Profesores (sí, en mayúscula) que tuve, así que le busqué en Google por si salía algo de su nuevo destino.
Entre las sugerencias, salía un blog en tono elegíaco y no he podido evitar entrar con un nudo en el estómago.

Os dejo la entrada aquí...

******************** [Pausa dramática]*********************

Como veis, en los comentarios, después de que varios alumnos del propio Valentín confirmen que está vivito y coleando, la autora rectifica en que no fue Valentín, sino un pariente suyo el que falleció.
Aún así, yo comparto todo lo que dice la autora del blog. Valentín es el mejor, y siempre lo será. Hoy me he dado un susto enorme, pero el día que se vaya de verdad, será un gran disgusto.

viernes, 10 de enero de 2014

Magia, ilusión e inocencia

Bueno, esta entrada llega con una semana de retraso, pero llega.

Este es el cuarto año que he salido en la Cabalgata de Reyes de Segovia.
El primero salí yo sola de escriba de Melchor; el segundo y el tercero, con las del insti, de estrellita y panderetera respectivamente; y este año, he salido con mis hermanas: la mayor conmigo, de pajes de Melchor y la mediana de paje de Gaspar.

Ser paje de Sus Majestades de Oriente significa salir del Alcázar después de una presentación alucinante. Un ambiente que se consigue con los disfraces, el maquillaje, la música, las proyecciones, la pirotecnia...

El día anterior, en el ensayo general ya se notaban los nervios, pero fue la tarde del día cinco cuando dejamos de ser nosotros para convertirnos gracias a los disfraces de Herminia y el maquillaje de Zoraida Cerezo en los Reyes Magos y sus pajes y se nos pasó todo al oír la música que nos daba el pie para salir al balcón de la Torre de Juan II. Desde allí arriba y con el cañón de luz directamente en la cara no veíamos nada, pero se oían los gritos de los miles de niños que estaban en la Plaza de la reina Victoria Eugenia (el parking del Alcázar, para que nos entendamos) y en ese momento empezó la magia.

Salir del Alcázar con una locución que iba narrando quiénes eran los Reyes montada sobre la B.S.O de Robin Hood (si no la conocéis, os la dejo aquí) es realmente impresionante, y, de verdad, yo iba al lado de Melchor. Era él.

Luego llegamos a la Plaza del Azoguejo, donde teníamos un escenario para que los niños (y no tan niños) se acercasen a dar sus cartas y a expresar sus deseos a su Rey favorito.
Hubo momentos desternillantes con unos cuantos peques y sus ocurrencias, como una niña de unos tres o cuatro años con gafitas y dos coletitas que tenía cara de ser un bichillo a la que Melchor preguntó si había sido buena y ella respondió que "pichí-pichá"  provocando la carcajada de sus padres y nosotros tres. Otra pidió un hermanito, y un niño pidió la paz en el mundo.

Fue realmente emocionante y una experiencia inolvidable el sentir la inocencia de los más pequeños, y pensar "que nada ni nadie os quite la ilusión".

Sí, la noche del cinco de enero formé parte de la Corte del Rey Melchor.

Fotos y vídeos: http://segoviaaldia.es/not/68691/toda_segovia_se_vuelca_con_la_llegada_de_los_reyes_magos_