La Cueva International

domingo, 29 de diciembre de 2013

Inventario

Bueno, pues ya se acaba el 2013, y siempre al final de un año me gusta hacer inventario de cómo me ha ido. Este año ha estado, como todos, llenos de altibajos... Con más bajos que "altis".

Pero yo me quedo con todo lo mejor: los buenos momentos, los grandes recuerdos, las personas que he conocido y que están ahí... Lo mejor vino en verano, cuando conocí a un montón de gente y cuando mejor me lo pasé.

Durante el curso conocí en la E.O.I a mi amiga Margot (podéis echar un ojo a su blog aquí) y en verano conocí a toda su tropa, con los que pasé unas tardes geniales, sobre todo en el concierto de los Mojinos con la arriba mencionada dándolo todo y cantándose absolutamente todas sus canciones.
También en verano conocí a una personita de la que, bueno, no voy a decir nada salvo que es estupenda y la mejor amiga que se pueda tener.

Este ha sido un año también bastante teatrero y cinéfilo. He conocido actorazos como copas de pinos que como persona son aún mejores... Algunos. (Ejem, ejem, ya sabéis a quién excluyo de esta lista, y si no, rebuscad en el archivo del blog la entrada de la Muces. Por cierto, me la encontré hace poco al bajar al Metro y me dio una alegría... -Sí, esto último era ironía-)

Y no quiero olvidarme de las gemelas Coco, que me enteré de que son gemelas por casualidad; de la chica con nombre de gato; la técnico de luces y sonido que impulsa carreras de grandes monologuistas al caerse por las escaleras y dejar hablando solo a su interlocutor (¡Eh, que ella también tiene blog!); la medio inglesa y su principito campeón; las risas haciendo sesiones de fotos para trabajos de clase; el colar a un amigo en la Catedral y el Alcázar como si fuese un segoviano más -bueno, en el Alcázar es solo un eurillo, pero el resto de los mortales pagáis un porrón... Y con esto no quiero decir que os plantéis todos en Segovia a que os cuele, por favor-; el ir de visita casi sorpresa a ver a mi mejor amiga (sí, la del tercer párrafo)...
Pido perdón si me olvido a alguien, que sé que sí, pero es que si no esto es un descontrol y la parrafada no acaba nunca, y tampoco es plan...

¡Ah! De amoríos estoy como siempre, aunque... Quién sabe, quizás en unos meses os dé una sorpresita... ¿Año nuevo, vida nueva?

sábado, 16 de noviembre de 2013

La Fiesta del Cine (MUCES)

Queridos feonautas...

Así habría empezado su entrada de blog, Bea, la prota de Yo soy Bea. "¿A qué viene esto y qué tiene que ver con la MUCES?" os preguntaréis. Pues bien, yo os contesto.

Ayer estuve de voluntaria ayudando en la organización de la Fiesta del Cine, dedicada este año a homenajear al grandísimo actor Emilio Gutiérrez Caba, y una de las invitadas fue la actriz María José Goyanes, a la que conocí precisamente en su papel de Alicia Echegarái en dicha serie. Ese personaje era una señora antipática, estirada, maquiavélica... Y ayer, con su actitud, demostró que ese tipo de papeles la vienen al pelo.

Yo estaba a la puerta del auditorio acompañando a los invitados ilustres (véase actores, directores, críticos...) a sus respectivos asientos. Al ser la mayoría extranjeros y/o poco conocidos, me dieron una lista con sus nombres y sus fotos -gesto que agradecí enormemente, porque, de la lista que me dieron, conocía a cinco o seis- y un croquis de la sala con las butacas marcadas con el nombre de cada uno y sus acompañantes.
Cuando llegó María José Goyanes -a las nueve menos veinte pasadas, empezando el acto a las ocho y media-, vio que miraba en mis papeles buscando el plano de la sala, y también que tenía la lista con su foto. Me miró de arriba a abajo y con tono bastante prepotente me dijo «yo soy María José Goyanes», y a mí, que me sentó bastante mal su falta de respeto la contesté ni corta ni perezosa «ya, si yo a usted la conozco, solo estaba mirando dónde tienen que sentarse.» Y al ver que no se inmutó la dije que si tenían la amabilidad de seguirme. Anduve a un paso ligero porque ya se estaba retrasando mucho la gala y aún quedaba mucha gente por entrar. Bueno, pues ella fue pavoneándose por la sala a paso de procesión. Cuando llegaron a sus butacas, la única que me lo agradeció, y además con una amplia sonrisa fue su acompañante, la que después dedujimos que sería su sobrina por su parecido físico.

Una actitud que nada tuvo que ver con, por ejemplo, la de Juan Diego, que ya estuvo el año pasado y conocía a los organizadores, y en cuanto llegó acompañado por su hija, se acercó a saludarles efusivamente sin perder la sonrisa en ningún momento, o Tristán Ulloa, que tuvo un gesto precioso durante su discurso de homenaje: Cuando subió al escenario, iba hablando por el móvil, lo cual causó cierto estupor en los asistentes. Hablaba con "su hermana" y le dijo algo así como «Estoy en Segovia, que están haciendo un homenaje a papá, y me he acordado de ti porque detrás de mí tengo la foto en la que papá está con mamá en el hospital»
La mayoría de la gente no entendió a qué venía aquello ni quién era esa señora que felicitaba a "su padre" a través del manos libres del teléfono del actor. Por eso, cuando estaba apunto de colgar le dijo a ella «La gente aquí no entiende qué está pasando ni quién habla...» y al público «Es Ana Risueño». La sala estalló en aplausos.

Para quien no viese Gran Reserva, Emilio Gutiérrez Caba era Don Vicente Cortázar, padre de Miguel Cortázar (Ulloa), y de Emma (Risueño), y el hecho de que se acordase de ella y la llamase para que, aún en la distancia, pudiese felicitarle por su homenaje me pareció un gesto muy bonito y muy humano que demuestra que algo tan simple como un hermanamiento ficticio, puede acabar en una amistad que rompe con lo "políticamente correcto" y que, aunque en un pricipio chocase a los asistentes, se convirtió en una muestra de profesionalidad y, más que eso, del gran cariño que se profesa aún hoy "la familia Cortázar".

Al homenajeado no pude acompañarle a su asiento porque en cuanto le vieron aparecer, le rodearon entre los organizadores y le acompañaron ellos, pero bueno, pasó a mi lado por el pasillo. Menos da una piedra.

Mención aparte merece un divertidísimo Javier Veiga, presentador de la gala, que cada vez que subía al escenario, con que dijese dos palabras el auditorio entero era una carcajada. Acabé con agujetas en la tripa y la cara dormida de reír, y las manos rojas de aplaudir. Y no exagero. Aún hoy recuerdo alguna de sus perlas y me sigo riendo yo sola.

Después de que el alcalde, Pedro Arahuetes, entregase el As de Segovia a Don Emilio, entramos al Parador a tomar un "piscolabis".
Una vez que hubo entrado todo el mundo, entraron los invitados de honor, a los que, tanto a Vero, -mi compañera, también voluntaria- como a mí nos pareció absurdo cortarles la entrada, pero, precisamente el homenajeado, se empeñó en que se la cortásemos igual que al resto.
Juan Diego llegó detrás de ellos y se puso a bailar al oír la música cuando aún estaba en el precinto de entrada, y entró al salón bailando. Vero me miró con cara de aguantarse la risa y vio que yo estaba igual, así que nos reímos.

Al cabo de un tiempo, sirvieron la cena a los ilustres en un salón reservado y, nuevamente, la Goyanes demostró su falta de educación cuando corrió hacia donde estaban sus compañeros gritando «vamos, que ya está la mesa puesta». Mi cara y la de mis compañeras fue un poema.

Cuando acabó la fiesta y ya nos íbamos todos los voluntarios a tomar algo por ahí, estaba Tristán Ulloa fumando a la puerta, así que le abordamos para hacernos fotos con él y le dijimos dónde podrían seguir la fiesta si se animaban. Creo que les apetecía poca fiesta haciendo tan malo como hacía y nevando como nevaba, pero bueno.

Y así acabó la Fiesta del Cine.

martes, 27 de agosto de 2013

Más de mil quinientas visitas... Gracias

Bueno, en el título lo digo todo...

Me siento un poco "Yastinbíber de la vida", y es que, al igual que Justin, tengo a mis fans, pero también a mis haters... Pero vamos, como cantaba Alaska "ya sé que me critican, me consta que me odian (...) Y... ¿A quién le importa?"

Pues eso, que gracias también a mis haters, porque vosotros también me dais visitas y hacéis que este blog crezca poquito a poquito, mal que os pese...

A todos, gracias.
Mil quinientas dieciséis (antes de escribir la entrada tenía esas)

jueves, 15 de agosto de 2013

¡Quién fuera Robin Hood...!

Entrada también llamada "Historia de dos parejas de hermanas ancianas".

La primera pareja de la que escribiré eran dos hermanas de Galicia que vivían solas en un piso.
Eran muy mayores, y los vecinos solían ir a visitarlas, y cada vez que iban, desaparecía algo de la casa. Que si un cenicero, que si una figurita... Incluso el revólver que conservaban de recuerdo de su padre, militar.
Murió una de ellas, y a su hermana la llevaron a una residencia. El hombre que la ingresó, ni era de la familia, ni apenas conocía a la mujer, pero, ¿qué más da? Si la cuida, gana puntos para ser incluido en la herencia...
Ella también murió hace dos o tres años, no recuerdo bien. Y nadie de la familia sabe nada ni de cómo quedó el tema de la herencia, ni del tío jeta este. Sólo sabemos que el coche de las hermanas es ahora propiedad del hijo del "cuidador".

La segunda pareja, están vivas las dos. Una inválida en silla de ruedas, pero mantiene el sentido del humor, y tiene la cabeza perfectamente en su sitio y la otra, está como una rosa, y también muy lúcida, por cierto.
Pues estas dos hermanas tienen un vecino que abusa demasiado de su confianza y que está empeñado en que no están bien "del coco", así que las llevó a un hospital/residencia.
Mientras las hermanas están allí, su casa se va vaciando poco a poco. Ya no tienen casi joyas ni objetos de valor. ¿Que por qué lo sé? Porque la mayor va de vez en cuando a su casa a por ropa o a por cosas que necesitan y ve cómo están los cajones vacíos y algunos armarios con la cerradura forzada, que el hecho de que sea mayor no implica que sea ni ciega, ni tonta, ni que tenga boca para contarlo a quienes le inspiran más confianza.

Y es que, como digo en el título, a veces me gustaría poder vestirme de verde, ponerme un sombrero con una pluma, colgarme un carcaj al hombro y hacer una visita a esta gente tan indeseable que se aprovecha así de ancianas que les brindan su confianza.

Y ya sé que no está bien generalizar, y menos según están las cosas, pero el último energúmeno, es un banquero...

viernes, 2 de agosto de 2013

Servipollo, ¿dígame?

Telefónica, o, mejor dicho, Movistar, la compañía de teléfonos más importante de España ha dejado a mi casa incomunicada del todo sin teléfono y sin Internet durante casi una hora...

Llaman al teléfono, lo coge mi padre: "no, lo siento, se ha equivocado".
Apenas unos minutos después vuelve a llamar el mismo número, esta vez lo coge mi madre: "no, no, aquí no vive ningún Rodolfo".

Otra vez, vuelve a llamar el mismo número, volviendo a preguntar por Rodolfo.
-Pero señora, esto es una casa particular, ¿dónde quiere llamar usted?
-(...)
-¿Servipollo? No, no, esto no es Servipollo, por favor, deme el número al que quiere llamar usted
-(...)
-Qué extraño, ni siquiera se parece al nuestro... Llamaremos a Telefónica a ver qué pasa.
-(...)
-Nada, nada. Buenos días.

Entra mi madre a la cocina con cara de póker y le dice a mi padre que llame a Telefónica. El maldito 1004 de los demonios...
Después de toda la rutina de hablar con la maquinita y casi deletrear el motivo de la llamada, la conversación es esta:
-(...)
-Hola, buenos días. Tenemos un problema con la línea de mi casa.
-(...)
-[Mi padre da nuestros datos].
-(...)
-Sí, sí, ¿un cruce de líneas? ¿Y cuánto tardarán en arreglarlo?
-(...)
-Vale, gracias. Adiós.

Que se nos ha cruzado la línea con la tienda de los pollos... Así que llama a nuestro fijo y... Servipollo al aparato. Resulta que Rodolfo quiere cambiarse de compañía telefónica y él tampoco entiende por qué pasa eso. Es todo muy raro...

Total, que hasta que no se ha resuelto este lío, quien quisiera llamar a nuestra casa, tenía que llamar a Servipollo...

Ya está arreglado, pero yo, por si acaso, publico esto desde la pisci.

viernes, 19 de julio de 2013

Vacaciones bloggueras

Aquí estamos, de vacas en Gijón y yo con mi Cueva abandonada, y llena de murcielaguina...

Por murcielaguina entiendo borradores que nunca verán la luz, como Yo crecí con Espinete y no soy de los 80', o la segunda parte de Las andanzas de Rodrigo, la cual resumiré en: Rodrigo muere de un disparo en brazos de Alejandro por salvarlos a Aldonza y a él de la hoguera y la horca respectivamente no sin antes decirle a Alejandro que "siempre" significa SIEMPRE y que a un hermano no se le abandona, y confesar su amor secreto por Aldonza.

No es un spoiler, simplemente no iba a publicarlo, ya lo he dicho. Tenía muchos borradores y mucha mierda aquí acumulada que he borrado directamente.

Mis vacaciones bien, gracias. Aburriéndome lo más grande, (para variar ¬¬) y a ver si cojo algo de colorcillo. De momento tengo una especie de mechas californianas naturales, así que guay, por algo se empieza, ¿no?
Y no quiero dar envidia, pero desde mi cama veo el mar y oigo las olas romper a cuatro pasos del hotel... Lo malo es la marea alta, que apenas hay playa y estamos todos como sardinillas en lata en una franja minúscula de arena, pero en el fondo es soportable.

Y no me voy a despedir sin contar mi peripecia con el vencejo...

El miércoles, antes de venir aquí, estaba terminando de preparar las cosas que tenía que traerme y que había que meter lo último en la maleta porque era para utilizar esa mañana y entré a mi habitación. Hasta ahí todo normal.

Lo anormal viene cuando, a oscuras y sin las gafas vi en el suelo detrás de la puerta lo que yo creía que era una pluma del plumero, así que fui a cogerla para tirarla... Hasta que me miró.

Claro, las plumas de plumero no tienen cabeza ni ojos, así que de un salto me subí a la cama temblando y con un susto enorme, casi al borde del infarto, gritando "¡¡¡HAY UN PÁJARO EN MI HABITACIÓN, QUE ALGUIEN VENGA A AYUDARME, QUE YO DE AQUÍ NO ME BAJO!!!". Cuando se me pasó un poco, conseguí subir la persiana para que vieran al animalito, y llega mi hermana Teresa y me dice "Este bicho tiene más miedo que tú". Lo cogió con cuidado en un papel de cocina y cuando lo tenía cara a cara le miré y vi que, efectivamente, temblaba él más que yo, pobre pajarito. Me dio mucha pena.
Al final se lo bajó mi hermana al portal y lo echó a volar. Le costó un poco, pero al final consiguió salir y levantar el vuelo.

Vencejito, donde estés, siento haber tenido miedo de ti... Buen viaje a donde fueses volando libre.

sábado, 18 de mayo de 2013

Los móviles no son para el teatro

Hace unas semanas, José María Pou se portó como un Señor (y lo pongo en mayúsculas) tras tener que soportar desde el escenario cómo varios móviles sonaban sin descanso en el patio de butacas durante la representación de A cielo abierto en el Teatro Calderón de Valladolid (la noticia completa aquí)
Y es que es muy desagradable el hecho de estar intentando concentrarte y que haya gente a la que las palabras educación y respeto les suenan a chino mandarín.
La temporada pasada del Teatro Juan Bravo trajo a Carlos Sobera y Mar Regueras con La guerra de los Rose. Cuando fue mi padre a por las entradas estaban casi agotadas, quedaban algunas en "el gallinero". Desde ahí arriba, con toda la panorámica de la sala pude ver varias veces caras iluminadas por la luz de pantallas, pero lo más indignante fue que uno de los móviles que sonaron fue cogido, y su propietaria respondió con un "ahora no puedo hablar, que estoy en el teatro".
Si lo oí yo, que estaba prácticamente en el techo, no quiero ni imaginarme cómo se encontraban los actores en el escenario...
Pero eso no fue lo único... En una de las muchas peleas y discusiones de los Rose, Bárbara (Mar Regueras) se dispone a "lanzar una figura de porcelana hacia el público". En esta situación, se oyó una voz desde el público que gritó "¡Bárbara, que nos das!" y yo, desde arriba, con los prismáticos pude ver cómo la pobre se quedaba sin saber qué hacer, con una cara entre la risa y el llanto, y supongo que dando un repaso al árbol genealógico de la voz en off espontánea.
Pero la mala educación no se da sólo entre gente anónima. Un día me enseñaron un tweet del señor Pedro J. Ramírez que decía "Me voy a la ópera. Llevo el iPad. Os tuiteo desde allí", y mi cara al leerlo fue casi casi como la de Mar Regueras...

Aunque he de decir que no es eso lo único que molesta. Hay un ruido que está presente tanto en cines, como teatros, como conciertos... El caramelo. El dichoso caramelito cuyo papel, al no saber qué hacer con él, se convierte en un juguete para el que lo tiene en la mano, y en un incordio para los de alrededor.

¡Pero hay más! Y ahora hago un flashback hacia mi primer concierto de piano, con cuatro añitos.
Estaba tocando una pieza en la que siempre me atascaba en la misma frase y no conseguía seguir cuando un bebé se despertó y se puso a llorar, interrumpiéndome y haciéndome sentir fatal, porque además estaba llegando justo a los malditos compases que tan asqueada me tenían... Paré y volví a empezar. Da capo y allegro con moto, para acabar cuanto antes.

La solución a estos problemas creo que sería poner una consigna de móviles a la entrada de las salas, al igual que las hay en museos para dejar bolsos y mochilas, así como un "peladero de caramelos" en el que se quitan los papeles y así no se molesta a nadie. Obviamente, con los bebés no hay nada que hacer, ya que nadie va con un bebé al teatro, a menos que sea teatro infantil.

lunes, 15 de abril de 2013

Perdón

Te pido perdón.

Perdón por haberte hecho daño sin quererlo.
Perdón por no haber hecho caso de tus sabios consejos.
Perdón por haberme preocupado por ti en exceso.
Perdón por haber querido protegerte, a ti, lo que más quería.
Perdón por tantas llamadas perdidas.
Perdón por haber sido tan molesta y pesada, eras la única persona con la que podía hablar y que escuchaba mis problemas.
Perdón por haberte querido y por hacerte creer que no con mi actitud.

Perdóname.

Te perdono.

Te perdono tu desconfianza, esa que, por otra parte, comprendo que sientas, yo me lo he buscado.
Te perdono que me digas que ya no me quieres cuando sabemos que sí.

Te perdono.

Quizá nunca leas esta entrada, pero aquí lo dejo... Scripta manent.

domingo, 7 de abril de 2013

Ganas de verano

Me gustan los días grises, sí, es verdad, pero el verano tampoco está mal...

Creo que el verano nos gusta a la mayoría. El sol, el calorcito, los helados, la playa, la piscina...
Aunque he de decir que empezar a ir a la piscina a principios de junio y dejarlo en septiembre ya entradito, es un coñazo.

Al principio he dicho que me gustan los días grises, pero también el verano, y, en España, ¿dónde se consigue eso?
Pues en el norte, claro.
A lo largo de mi vida, he veraneado en diferentes sitios de España, tanto norte como sur, y para mí, la ciudad más bonita en la que he veraneado es Santander.

Desde hace casi 30 años ha sido uno de los destinos favoritos de mis padres.
Allí iban mis hermanas de pequeñas, incluso yo, antes de nacer ya andaba por ahí dentro de mi madre.
La mayoría de mis recuerdos allí son fotos y vídeos, pero en mi cabeza también hay almacenados momentos como: (y aquí voy a hacer una confesión) el comerme la arena del Sardinero (y tan rica, oye); el jugar con dos niños segovianos que creo recordar que se llamaban Juan y Jaime, pero tampoco estoy muy segura; la mujer que vendía a voces su mercancía ("PATATAS FRIIIITAS, CACAHUÉS"); el atascar con arena la regadera de juguete de mi hermana Carmen (jijijiji); los caballitos que giraban a una velocidad bastante considerable como para no poder ni bajarse por miedo a comerse el suelo del mareo; los helados de "regalmenta" (menta con regaliz); los perritos calientes de la Plaza Porticada, ahora trasladados a la plaza de al lado; el jamón y las tostas de quesuco fresco con anchoas de El Riojano...

Pero hay un recuerdo más: "El tercero de allá". Un apartamento que tenía el entonces Hostal, ahora Hotel París en el 3° derecha, (lo de allá es simplemente porque la recepción está a la izquierda) donde mi imaginación y una mancha de humedad en una pared me hicieron crear a Boni, un personaje que vivía allí.

Estuvimos unos años sin ir, explorando otros destinos, pero decidimos volver y nos encontramos con que todo el tercer piso estaba cerrado por reformas, el apartamento ya no se alquilaba desde hacía tiempo, ya no era hostal, sino Hotel y había ascensor.

Sin embargo, allí seguía todo igual.

El olor es el mismo de siempre, a limpio y acogedor, el comedor conserva su decoración victoriana, sigue el personal de siempre, muchos de los que estaban entonces y aún siguen, con
Doña Esperanza, al frente. Nunca olvidaré la cara de Doña Esperanza al verme  después de tantos años y decir "¿pero tú eres la rubiuca?¿La segoviana?"

Este año me apetece volver, aunque sea otro fin de semana en septiembre, como hace un par de años, aunque echo de menos la Semana Grande y los Baños de Ola, el olor a churros y algodón de azúcar en el aire, las canciones, la pirotecnia...

Tengo ganas de verano, y quiero un verano como los de antes.

lunes, 1 de abril de 2013

¿Por qué escribo con pluma?

Desde pequeña me ha encantado ver cómo el oftalmólogo al que suelo ir rellenaba recetas y cartillas de graduación con una pluma, siempre con tinta negra.

En unos Reyes, empecé a abrir paquetes y me encontré con un palillero con un juego de plumillas y un tintero, un rodillo de secante, un lacre con una E en el sello y el más bonito de todos... Una pluma de oca azul oscura con un punto de latón dorado. Preciosa.
Reconozco que lo he usado poco, pero es que ahora a ver quién manda cartas escritas a pluma selladas con lacre...

Y me pasé del Bic a las estilográficas en 4° de ESO después de que Fernando Lalana se pasara por el instituto a hablarnos de su libro (un poco a lo Umbral) El Asunto Galindo y después de la charla nos firmase los libros. Me fijé en que escribía con pluma y me dijo que rara vez usaba bolígrafo, ya que con pluma se escribe mucho más rápido.

Y por eso escribo con pluma. De todos los colores y estilos, cartucho o depósito, azul o negra para escribir y naranja, roja, verde, rosa y granate para poner títulos o subrayar.

domingo, 3 de marzo de 2013

Las verdaderas amistades no mueren nunca

Las verdaderas amistades no mueren nunca, por mucho tiempo que pase, por muy lejos que se esté o por muchas trabas que se pongan.
Hace un par de meses me compré este móvil desde el que ahora escribo esto y en el WhatsApp me encontré con un amigo con el que había perdido casi totalmente el contacto, así que decidí saludarle y la cosa acabó en que el otro día quedamos y pasé una de las mejores tardes de mi vida. Una tarde rallante para ambos, pero una buena tarde.
Ahora sé que pase lo que pase, los verdaderos amigos siempre están ahí, aunque nuestras vidas se rijan por las leyes de la Trigonometría.
Sí, sí, Trigonometría.
Nuestras vidas son líneas dibujadas en el tiempo y el espacio, y esas líneas pueden dar giros: de 180°, son las que, partiendo de un punto, llegan a otro opuesto, para bien o para mal, pero avanzan, no como las de 360°, que son las que parece que están cambiando, pero vuelven al mismo punto, y por último, las de 90°, las que llegan al final de esa línea y giran, según cómo haya sido la persona hacia Arriba o hacia Abajo.
Sea cual sea la vida de tus amigos, SIEMPRE van a estar ahí.
Eso sí, los amigos verdaderos, los vulgares rastreros que van contigo por pena, cuanto más lejos, mejor.

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Por qué una cueva?

Llevaba yo un tiempo barruntando el crearme un blog en el que escribir de todo un poco, y, ¿por qué una cueva? Pues porque las cuevas siempre han sido sitios en los que poder reflexionar, aislados del mundo.
Como ya he dicho, aquí voy a escribir de todo un poco. Tanto de mi día a día como comentarios de lo que pasa a mi alrededor, o incluso relatos cortos.

Espero que os guste, y si no, es bien sencillo... No lo leáis ;-)

¡Hasta pronto!